Rifa con Estrella

Me llamo Alfonso
Soy Alfonso, tengo dos años y antes de cumplirlos me diagnosticaron Leucemia Linfoblástica Aguda (LLA). Esto quiere decir que mi cuerpo está atacando a mis globulos que están en mi sangre. Mi diagnóstico es un tipo de cáncer, que se reside principalmente en la médula ósea, quién produce demasiados linfocitos inmaduros, lo que quiere decir que a través de mi sangre, el cáncer recorre mi cuerpo.
Antes de que me diagnosticarán Cáncer, solía ser un niño muy feliz. Me gustaba ir al parque, ver a mis amigos, jugar con pelotas y coches, subirme al columpio. Disfrutaba mucho ver los árboles, tocar el tronco rugoso y ver a las ardillas escalar por ellos con tanta libertad. También me gustaba ir a nadar y sentir la sensación del agua revolotear por mi cuerpo como pequeños ríos juguetones. Y disfrutar de la música, hay algo en las notas que calma mis sentidos, el ritmo que produce la música me hace querer bailar y lo hacía mucho en los brazos de mi mamá, al son de la canción Azul, de Agustín Lara.
Añoro esos días en los que podía ser y hacer lo que se supone que hace un niño de mi edad. Ahora que paso por esto, sé que mis papás están haciendo todo lo que está a su alcance y más por regresarme esa vida.
Actualmente, estoy en tratamiento de quimioterapia. Voy al hospital cada semana 3 o 4 días para que me den el medicamento que se supone me va a sanar. Y a pesar de que sé que es algo que me va a curar, es muy estresante para mí que me piquen en el cuerpo y me tenga que quedar quieto para que la medicina llegue a mi sangre, a veces lo logro en los brazos de mi mamá o papá, pero otras veces quisiera solo salir corriendo.
He tenido la fortuna de que los doctores sean amables con mis papás y me hayan podido atender en el momento justo.
Sin embargo, el viaje apenas comienza y le han dicho a mis papás que el tratamiento es de dos años. Es un camino muy largo con altibajos económicos, físicos, pero, sobre todo, emocionales. Mis papás están poniendo todo su esmero en que estos dos años sean lo más fáciles para mí, pero necesitarán mucha ayuda.
Además del tratamiento en el hospital, también necesito cuidados extra, porque enfermarme de una gripe o del estómago, para mí podría ser muy grave.
Por eso estamos juntando una tribu muy grande para lograrlo. Una tribu de amigos, familiares, conocidos y de personas que sientan empatía con mi situación, que nos quieran echar una mano con ayuda económica o donaciones en especie o donadores de sangre.
Mis papás siempre dicen que ningún niño debería pasar por esto, pero es la prueba que la vida me asignó y la estoy sorteando con su ayuda y muchas ganas de salir adelante, de volver a disfrutar de todo lo que me gusta hacer.